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lunes, 5 de noviembre de 2012

Caspa (hablando de ocio entre paréntesis)

Y creo que tengo caspa hasta en las cejas...

No es mentira, me estoy pelando. Creo que tiene que ver por la poca luz del sol que hemos visto durante el puente. Menos mal que hoy, otro lunes del demonio, ha amanecido soleado. Lástima que cuando vaya a la universidad sean ya las 17:30 y no quede gota de sol.

Puede ser por eso, o puede ser porque estas semanas atrás haya vivido de otra manera a la que estaba acostumbrada. No ha habido más rutina que la de estresarme de más, aunque esa ya es más costumbre que rutina.(Alucino con que Google Crhome desconozca el verbo "estresar", aunque desconoce también las palabras "Google" y "Chrome" lo cual me deja aún más inquieta porque no sabe ni de su propia identidad.). Después de este insustancial inciso, continúo hablando de mí que para eso este blog lleva mi nombre. Estas semanas me han servido para darme cuenta de las muchas cosas que se pueden hacer si uno se lo propone y que hay cosas que no son tan importantes y se pueden dejar de hacer (como un examen de estructuras, por ejemplo). ¿Y de qué sirve volverse loco y agobiarse? En realidad no espero respuesta, pues es una pregunta que me hago desde hace ya nueve años (sino me la hacía ya en secundaria -no voy a poner cuantos años hace desde entonces para evitarme un disgusto-). El caso es que vivo (y ahora como podéis comprobar os excluyo de esta afirmación que todo el mundo tiende a generalizar con un "vivimos") en un mundo de obligaciones constantes, de satisfacciones banales por llegar a metas que otros te proponen, de dedicar poco tiempo a echar de menos tiempos mejores, sin ocio.

Ocio entendido como lo que es:
Se llama ocio al tiempo libre que se dedica a actividades que no son ni trabajo ni tareas domésticas esenciales, y pueden ser recreativas.Es un tiempo recreativo que se usa a discreción. Es diferente al tiempo dedicado a actividades obligatorias como son comer, dormir, hacer tareas de cierta necesidad, etc.El ocio es como una actividad realizada para descansar del trabajo. Debe tener, como toda actividad, un sentido y una identidad, ya que si no tiene sentido es aburrido.

Y de ocio va el tema...porque es lo que hago en Proyectos VII; un centro de ocio. Como si ahora pudiéramos dedicarnos a eso, pero en fin. Un centro que se me revuelve en el estómago junto con planos de la casa de campo. Un centro de ocio gratuito, un centro de ocio que vaya creciendo según las necesidades de la gente con el tiempo. Si ya es una lucha del Arquitecto los plazos en los que se cumple un proyecto, nos ponemos la traba de querer hacer proyectos que crezcan con los años... Como si el mundo estuviera siempre al nivel económico que uno presupone y como si al Arquitecto le gustara ser esclavo de sus propias desgracias proyectuales durante años y años y años... cuando nos sacan de quicio en las primeras dos horas frente al Autocad. Pero dicen que eso es lo que nos gusta, y yo me lo creo porque aun no soy arquitecto del todo y mis profesores deben de tener razón.

Y ahora que quiero recuperar mi afición con la Arquitectura (empezando por dejarla de llamar arquitortura), vuelvo al blog con dibujitos y textitos y esas cosas que también nos gusta hacer a los arquitectos.


Lo que quiero: Integrar varias zonas deportivas que separa un trozo de campo. ¿Cómo? reinventando el campo con nuevas actividades de ocio deportivo y al aire libre (no hago esto por amor al arte, lo escribo porque acepto todo tipo de sugerencias). Pero como lo que tengo que hacer es un "centro", entendido como edificio y no como lugar que está en medio de algo, pues quiero darle a ese edificio el nivel de lugar cultural dentro del proyecto. De ocio para los ojos, los oídos y el gusto...sea cual sea el gusto de los demás.

Me está costando porque ya no me acuerdo de lo que es ocio. Porque pasarse un puente desarrollando el Documento Básico de Seguridad contra Incendios en una residencia de profesores...puede empezar siendo entretenido, pero acabar siendo frustrante. Aunque así se aprende, dicen,  que todos los edificios terminan siendo iguales. ¿O por qué os creíais que todos los colegios e institutos públicos u hospitales que veis son casi idénticos? Por el Documento Básico de protección contra incendios que te recuerda varias veces que esas escaleras molonas o esa cubierta que tanto te costó encajar... ¡NO FUNCIONAN si el edificio se quema! Que digo yo...¿y no bastará con poner una orden de alejamiento a los pirómanos?

¿Y me pregunto ahora por qué creo que tengo el cuero cabelludo seco? Las neuronas deben de chupar todo lo que puedan de mi cabeza. Hasta creo que las raíces ni se me notan y el color este que me puse, al confundirme de tono en el supermercado, pasa completamente desapercibido. De todos modos...estoy contenta ¿eh? Sí, estoy contenta y vuelvo a querer ser arquitecto (aunque me fuerce un poco la mandíbula cuando trato de pronunciarlo en voz alta).
Ya os comentaré cosas que tengo en mente, porque tengo la mente en Guimaraes, Portugal, pero eso ya más adelante, cuando esté 100% convencida.

Nota final: Si no os gusta lo que os he contado, podéis felicitarme por otros motivos, como por ejemplo que he sido tía de Lucas, el segundo y precioso hijo de mi hermana, a la que felicito y admiro desde aquí. (Os recomiendo que también felicitéis a mi madre, la abuela, que está que rebosa alegría por todos sus poros y eso se pega).

¡Ah! Y otra cosa... al próximo que venga a quejarse de lo cansado que está por tener que hacer unas cosillas de na...que piense que después de eso se tocará bien los cojones. Lo que se llama Ocio del Bueno. Que si una puede ser enfermera, niñera, chófer, estudiante de arquitectura, novia y amiga.... cualquiera puede.