fondo

domingo, 21 de abril de 2013

Mi novio, los deportes y yo.

Hace tiempo que no escribo nada aquí. Ya ni siquiera hablo de arquitectura. En ese sentido me he rendido, puesto que ni por esas me gusta. Pero como en verdad os gusta meteros aquí cuando hablo de mí, pues os voy a dar el placer de leerme otra vez.

Esta vez sólo lo hago por animar a mi novio, que cree que el esfuerzo de hacer dieta y pasarse corriendo 25 minutos subiendo y bajando cuestas mortíferas de la localidad célebre de Colmenar Viejo, sobre todo una semana con una sensación de calor de 45ºC a la sombra (hasta en Colmenar) como fue esta semana pasada, no sirve para nada. Y yo digo: sí sirve, sí.

Sirve sobre todo cuando, como yo, coleccionas más o menos unos 60 goles dedicados esta temporada. Porque lo mejor que tiene mi novio es que no se los dedica a nadie más que a mí, aunque ni siquiera los veo.  Pero yo alardeo, porque lo valgo pero más porque lo vale él. Sirve porque da gusto escuchar cosas como: "Macho, vas a tener que pasar dos veces para que te veamos" Y a ti no te digan nada, lo que quiere decir que...no estás cambiando mucho (eso es lo que quiero pensar). Sirve porque tras cada victoria hay una sonrisa impresa en su cara (bueno, a veces no se ve con tanta barba pero está) y que a mí me hace reír. Aunque a veces me cuenta que se ha regateado a uno, ha hecho una pared con Jesús y ha tirado a puerta, ha rebotado al palo, ha llegado otra vez a sus pies, ha vuelto a tirar, se la ha rechazado el portero en un despeje, la ha vuelto a coger "el Jésus" y ha dado al larguero, han hecho contra los otros pero la ha cortado él metiendo la espinilla, le ha dolido como si le fuera la vida en ello, ha avanzado, se ha quitado de uno, ha lanzado con todas sus fuerzas y se la ha metido al portero por la escuadra en un trayazo. Y yo asiento, como si mi cerebro femenino fuera capaz de imaginar toda la jugada en cuestión, aunque todavía está por la primera pared, y digo: "¡Joe! Es que eres el mejor, ¿eh?". Y él dice: "¡Sí!". Y todos tan contentos. Yo porque él está contento y él porque sabe, porque lo sabe, que yo estoy orgullosa de él.

Y es que, si algo nos va a tener unidos siempre (y separados...también) es el deporte. Porque nos conocimos donde nos conocimos, porque ya jugaba a fútbol once entonces, porque tiene una estúpida manía...muy a nuestro pesar, de apostar hasta por partidos de Curling. Y es que llega el viernes y la programación no cambia: canal + liga, canal + deportes, canal + champions league, canal +1 domingo por la noche... y cuando no, el goal united, mis marcadores... 

Pero luego, por otro lado, tiene mucha paciencia conmigo. Y le cuesta ¿eh? Porque le cuesta. tanto como me cuesta a mí entender la diferencia entre el rugby y el fútbol americano. Porque cada vez que nos sentamos en el sofá y hay un partido del seis naciones la conversación es siempre la misma.


—¿Y quién juega?

—Escocia-Italia.

—Ah...—digo mirando a la pantalla. Que sin gafas me da igual que sea de 42" porque no veo el marcador—. ¿Y es mejor Escocia, a que sí?

—Bueno...—dice por decir. Ya empieza a desesperarse, lo siguiente va a ser un profundo suspiro sin respuesta que hará que yo me enfade primero y me ría después.

—Pero... ¿cómo va esto? ¿Si meten con el pie son cinco puntos o qué?—principio del suspiro—. Pero...¿la tienen que meter por la Y griega?

Silencio sepulcral.

—¿Eh? ¿Eh o qué? ¡Dime!—digo insistente haciéndome partícipe del partido. Quiero realmente saber: 1) con quién vamos, 2) en qué consiste esto y 3)si puedo gritar gol cuando es gol, touch down cuando es...espera, ¿eso es fútbol americano?—. Sí me sé las normas pero es que tengo dudas...

—¡No tienes ni idea!

—Bueno, pero explícamelo—digo. Él suspira otra vez y no dice nada. Le miro y sus ojos siguen las jugadas moviéndose rápidamente de un lado a otro. Como un partido de tenis a velocidad x8—. ¿Eh? ¿Los goles son si pasan por la Y griega?

—¡ES UNA HACHE!—grita Don Paciencias.

Se acabó. El suspiro profundo llega y yo me enfado.

A veces grito, otras veces me callo. Otras veces me tapo con la manta hasta la cabeza. Pero tres minutos después me mira... y me lo explica. Así siempre. Cada vez. El mismo deporte. Aunque no me libro nunca del: "Es que eres chica, es que no lo comprende tu cerebro de chica". Y es verdad, aunque le doy razones para hacerle creer que se equivoca y añade cosas como: "¡Anda, anda! Si dices que te gusta el fútbol pero sólo vas al Calderón a verles las piernas a los chicos...". Y yo me río, porque ni él mismo se cree eso. A parte de que no entiendo qué tienen de divertido las piernas de ningún chico...

Pero bueno... ¿qué más os voy a contar? Él es esa persona, apasionada de los deportes, que se mantiene despierto 24 horas seguidas durante 30 días cada cuatro años durante las Olimpiadas. Que me hace ver un partido de waterpolo en una escala de dos horas en el Prat de Barcelona en vez de ir a rebuscar alguna oferta en ZARA o en Massimo Dutti. ÉL es esa persona que aún me discute las normas del Voleibol, deporte del que he sido profesional desde los nueve a los veintiún años... ¿Qué voy a hacerle? Así nos hemos conocido.

De momento, me pregunta que por qué últimamente me ha dado por la fórmula1. Y lo que no imagina es que es porque es el único deporte que no le gusta...

Cuando el deporte es su vida...¿cómo no va a merecer la pena hacer dieta y pasarse corriendo 25 minutos subiendo y bajando cuestas mortíferas de la localidad célebre de Colmenar Viejo?